El tiempo pasa, pasa deprisa, tan deprisa que no lo veo, no lo
disfruto, las fechas me marcan las paradas, mi vida avanza hacía un día
concreto, después le sucede otro y así sucesivamente. Nos volvemos esclavos del tiempo.
Lo difícil es
parar, lo complicado es abstraerse de tan ruin destino. Los segundos se suceden
sin pausa, les da por formar minutos y a estos les gusta agruparse en horas que
sueñan con ser días. Todo tiene un propósito en el devenir del tiempo, el mío
es que el tiempo no me haga olvidarte, que las fechas futuras no tapen las
presentes.
Aquí en la isla el
tiempo no tiene poder, el futuro no deja se der una ilusión y el presente
disfruta de la libertad de ser gozado sin condicionantes.
Me he aliado con
el presente y hemos decidido esperarte ¿Cuánto? ¿Acaso importa?
“Cuando el tiempo no controla nuestra vida
esta pasa a ser disfrutada sin límites”
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